Los productos farmacéuticos deben ser de una calidad impecable, tanto en I+D como en los almacenes. Se deben monitorizar, controlar y documentar muchos parámetros, entre ellos la temperatura y la humedad.
Las políticas farmacéuticas como las Buenas Prácticas de Fabricación (GMP en el original) forman la base y ponen el énfasis en la conformidad, la trazabilidad y la fiabilidad.